Enfermedades de la vista

Para evitar problemas en la visión, lo mejor es visitar al oftalmólogo al menos una vez al año. Pero, si usted no suele tener esa sana costum­bre, le informamos cuáles son las enfermedades oculares más comunes y cómo se tra­tan, para que al menor sínto­ma sepa cómo actuar.


Miopía, hipermetropía y astigmatismo

Normalmente, el ojo crea una imagen clara y perfectamente visible porque la córnea y el cristalino desvían (refractan) los rayos de luz para centralizarlos en nuestra retina.


Cuando esto no sucede así y la imagen se forma delante de la retina, se padece hiper­metropía (dificultad para ver de cerca), mientras que si las imágenes se forman por detrás de la retina, se sufre miopía (dificul­tad para enfocar los objetos distantes). El tratamiento habitual para estas patolo­gías incluye el uso de lentes correctoras -pueden ser de contacto-: cóncavas en el caso de los miopes y convexas en los hipermétropes. También se puede recurrir a procedimientos quirúrgicos y tratamien­tos con láser.


Por último, el astigmatismo es otro trastor­no causado por la forma imperfecta de la córnea que provoca distorsión visual. Tam­bién se corrige con lentes o con cirugía.


Orzuelos

Un orzuelo es una infección de una o más glándulas que se en­cuentran en el borde del párpado o por debajo de éste. Generalmente se manifiestan primero con enroje­cimiento o sensibilidad y luego dolor en el borde externo del pár­pado. A veces, esta región se hin­cha y el ojo lagrimea. Aunque en ocasiones se recurre a antibióticos, lo más útil en estos casos es aplicar compresas calien­tes durante diez minutos varias ve­ces al día. También se emplea un truco casero pero muy efectivo, que consiste en frotar un anillo de oro con una tela para calentarlo y luego colocarlo sobre el orzuelo. El calor ayuda a que el orzuelo madure, se rompa y drene el pus hasta desaparecer.


Cuales son las principales enfermedades de la vista


Conjuntivitis

La conjuntivitis es una inflama­ción de la conjuntiva —membrana mucosa que reviste los párpados y la parte anterior del globo ocular— y se manifiesta con los siguientes síntomas:

- Hinchazón del párpado.

- Picazón intensa

- Secreción acuosa

- Fotofobia (rechazo a la luz) Existen diversas causas que pue­den provocar esta enfermedad: las alergias al polvo, al moho o al po­len, la acción del viento y el hu­mo, y hasta la luz solar reflejada. Las bacterias que entran en con­tacto con los ojos también pue­den provocar conjuntivitis.


El tratamiento de la inflamación depende de su causa. Los párpa­dos deben lavarse suavemente con agua y secarse con un paño o toalla limpia. Enjuagarse los ojos con té también es benefi­cioso. Si el médico lo indica, se puede recurrir a las gotas oftál­micas.


La conjuntivitis es contagiosa, por lo tanto no deben compar­tirse toallas ni fundas de almoha­da con la persona infectada. También es importante no tocar el ojo sano después de haber to­cado el infectado: la misma per­sona puede contagiarse la con­juntivitis de un ojo al otro.


Cataratas

Una catarata es una nubosidad en el cristalino del ojo que difi­culta la visión, produciendo una pérdida progresiva e indolora de la misma. En general no se cono­ce su origen y es común en per­sonas ancianas, aunque algunos bebés pueden padecer cataratas congénitas.


Este problema suele solucionarse con una intervención quirúrgica que en general es muy segura: consiste en extraer el cristalino, reemplazándolo por otro artifi­cial. No se utiliza el láser para la cirugía de cataratas, y el momento adecuado para operarse es el que cada persona -junto con su medico- establezca. La catarata no es una urgencia, por lo tanto puede realizarse la intervención cuando el paciente lo desee.


Glaucoma

Se suele identificar el glaucoma con un aumento de la presión ocular, lo cual es verdadero pero no absoluto: el glaucoma es el re­sultado de una serie de enferme­dades que dañan al nervio óptico, y entre sus signos predominantes se ubica el aumento de presión del ojo. Normalmente, el fluido que se encuentra en los ojos y que se denomina humor acuoso drena hacia los canales de salida. Cuan­do esta corriente se interrumpe y el líquido no puede salir, aumenta la presión y esto daña al nervio óptico. Así se va perdiendo pro­gresivamente la visión. En la mayoría de los casos, esta enfermedad se puede prevenir.


Por eso, los especialistas reco­miendan visitar periódicamente al oftalmólogo para que éste realice un profundo examen de los ojos y mida la presión intraocular. El diagnóstico precoz de glaucoma es fundamental: el 95% de las ce­gueras que causa este mal pueden evitarse si se lo detecta a tiempo. Actualmente se realizan pruebas con extracto de gynko biloba, una planta milenaria que -se cree- podría tener propiedades que ayuden a restablecer el flujo sanguíneo del ojo.

 

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